¿Por qué no soy oralitora?
Resumen
Manifiesto que mis pensamientos no son en el idioma de mi mamá: ella decidió que lo mejor para mí era no hablarme en wayuunaiki [...] No pienso en wayuunaiki para luego articular mis pensamientos y traducirlos al español: pienso y hablo en español. Mi voz gruesa, altisonante, ha sido una ventaja a la hora de enfrentar una batalla legal; lo que no me pudieron negar fue el adn de la oralidad y ese tono de voz heredado de mi línea paterna. No hablar en wayuunaiki no representa para mí un orgullo, ni mucho menos una vergüenza. Tampoco una desventaja: si algo no he querido para mi vida es ser reconocida como lideresa, maestra o un buen ejemplo, porque no lo soy. En estas primeras líneas, sostengo que uno de los requisitos para ser oralitor es pensar y hablar en el idioma de la comunidad a la que se pertenece.
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