TY - JOUR AU - Baena, Samuel PY - 2018/08/28 Y2 - 2024/03/28 TI - Novela paisa JF - Boletín Cultural y Bibliográfico JA - Boletín Cultural y Bibliográfico VL - 52 IS - 94 SE - Otros contenidos DO - UR - https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/16148 SP - AB - <p><strong>Libro reseñado:</strong></p><p><em>La casa en el barrio</em>. Emperatriz Muñoz Pérez. Universidad de Antioquia, Medellín, 2013, 197 pp.</p><p><em>&nbsp;</em></p><p><em>La casa en el barrio</em> es una corta novela sin pretensiones, libre de grandes defectos y desprovista de méritos notables, escrita en un buen castellano y fácil de leer. Si esta reseña pretendiera formular una valoración crítica del trabajo de la autora, todas esas características podrían combinarse para producir un único argumento, sin duda negativo: <em>La casa en el barrio</em> no es una novela memorable, no es lo suficientemente buena para atribuirle una conquista, ni lo bastante mala para declarar su derrota. Es, si el adjetivo puede utilizarse sin que suene a injuria, irrelevante. En cualquier caso, esa sería la opinión de un lector desprevenido con ínfulas de crítico, y aquí se busca sortear tal petulancia. En cambio, se pretende caracterizar uno a uno los elementos que definen la novela, de tal suerte que pueda el lector decidir si debe o no leerla.</p><p>Lo primero que tendría que afirmarse es que <em>La casa en el barrio</em> aborda como temas principales la historia de una casa y de una familia, que componen en cierta medida un solo argumento. La casa es la del morro, una casita humilde ubicada en un barrio tradicional de Medellín, que Efraín y Estella logran comprar tras dificultades de variada índole; y la familia es su progenie, cinco hijos y tres nietos, el clan de los Restrepo. Las relaciones familiares son bastante armónicas, aunque no se echan de menos los verosímiles conflictos naturales presentes en cualquier familia. La trama, liviana a todas luces, gira en torno a las expectativas de cada generación respecto a la casa familiar: para los abuelos, se trataba de una conquista, un signo de victoria; para los hijos, de una reliquia, un lugar de recuerdos que vale la pena conservar precisamente por ser un espacio de la memoria; para los nietos, aunque entre ellos tenga auténtico protagonismo solo una, Luisa, la casa del morro cobra sentidos distintos a lo largo de toda la historia: un vestigio irrelevante, un lastre, una culpa y, finalmente, un gesto de reconciliación y un símbolo de madurez y de concordia.</p> ER -